29.3.07

A-B-C-1-2-3-X-Y-Z

Ganas de intimidad, de cuerpos vestidos entre luces intermitentes, de caricias no-accidentales que estremezcan... Respingo. Escalofrío. Tengo los labios resecos, falta de besos. Imposible conseguir agua de la única fuente que quiero. Suspiro.



27.3.07

What a girl can do


Es fácil pintarse los labios de rojo y gritar ¡Pasión! Sin embargo, abrir la boca y que las vísceras salgan tan rojas como las sientes es sumamente difícil. Al salir se secan. Son diferentes. Debería coserme.

Vídeos:

25.3.07

(3)


Edward J. Steichen "Marlene Dietrich" 1932



23.3.07

Chris Cole


Primera fila para sacar (buenas) fotos. Un tipo con camiseta amarilla intenta pasar por mi lado. Le dejo. Se sube al escenario y coloca algunas cosas. Será el técnico de sonido, pienso. Pasa otra vez. Vuelve. Se queda. "Ese es Manyfingers". Después de quién sabe cuánto tiempo me siento como en su habitación, escondida entre la manta que tiene tirada en un viejo sillón, acurrucada, con todos mis sentidos puestos en el. Se mueve y toquetea todo. Desespera y sonrío. Disparo para congelarle. Hago esfuerzos por recordar cada uno de sus sonidos. Irrepetibles. Llega al punto máximo y para. Increíble. Brutal.


18.3.07

It's the good advice that you just didn't take

Un día después de clase te compras ese disco que alguien te prestó en cinta (¡pirata!), y nunca devolviste, por 6 euricos en el Carrefour. Al cabo de unos días, mientras haces los deberes de alemán, le escuchas atenta, disfrutando y esperando que lleguen las canciones que mejor te sabes. En el momento en que suena "Wake Up" recibes una llamada, dos épocas en apariencia felices se juntan, y, en verdad, ¿qué?. Cuelgas. Vuelves a pararte a pensar para mirar esa parte que dice que no eres la primera persona, ni lo fuiste y, seguramente, tampoco lo serás. Esa en la que alguien piensa la primera, para lo que sea. Y no vale fantasear con que puede que lo fueses en algún momento para alguien, porque o bien solo es mentirte o bien solo es hacerte más daño al recordar que esa persona no está.


Converse, just give me moments


No me gustan tan blancas e impolutas
venga, ¡písame!


16.3.07

Albert Hammond Jr.

Es curioso. Desde que soñé contigo tu música me gusta más. No es que me mate, que para eso ya esta el tercero de The Strokes, pero lo escucho con una cara diferente. Haber podido decirte todos los fallos que encuentro en tu videoclip y que te lo tomases tan bien seguro que ha influido... más que estar juntos en una especie de limbo y buscar por una sala con taquillas llenas de pertenencias de gente ya muerta.


15.3.07

Never knew we were living in a world

Ya no lo pienso. Solo me ato y me desato continuamente. Intento mirarte y no salir escaldada. Sonrío con todas mis ganas. Y hablo sin saber si mis manos te dicen que quieren deslizarse por tu cuerpo. Pero no lo pienso, no. Ya es parte de mi.



14.3.07

Búscame en el 68

Voy a fumar cigarrillos rosas esta noche. Y siempre. Llenaré mi boca de humo sabor a nada. Cuando termine comeré naranjas. Jugaré a engañarme. Esperaré a consumirme. Porque mis huecos nunca volverán a estar ocupados por ti. Aunque lo crea ver a veces. Da igual. Siempre habrá películas que demuestren que no podemos coincidir...



11.3.07

E.

Por tercera vez embelésame y dirígete a mí insinuando algo que no me tienes permitido. Fíjate en cada detalle, sobre todo en mis manos, mientras creo que solo estas intentando atravesar el cristal de mis gafas. Nerviosa, seguro. Seguro, perfecto.



9.3.07

¿Me pongo hoy la diadema roja?

Odio peinarme. Me gusta salir de la ducha y secarme un poco el pelo con la toalla, darme la cera con las manos y como mucho ponerme una horquilla o una diadema los días que estoy más tonta... Aun así me acabo de pasar más de media hora delante del espejo para eso que tanto odio... brrr


(audio poppy, claro)

6.3.07

What do you care

Antes de dormir me conformo con el olor de un libro poco usado, con el tacto de unas hojas ásperas y una cara sin expresión, en vez de conseguir cerrar los ojos para aspirar de nuevo tu olor, sentir la suavidad de tu espalda y esbozar una sonrisa placentera.

Volví al hotel andando. Cuarenta manzanas como cuarenta soles. No lo hice porque me apeteciera caminar, sino porque no quería pasarme la noche entera entrando y saliendo de taxis. A veces se cansa uno de ir en taxi tanto como de ir en ascensor. De pronto te entra una necesidad enorme de utilizar las piernas, sea cual sea la distancia o el número de escalones. Cuando era pequeño, subía a nuestro apartamento muy a menudo. Y son doce pisos.

"El guardián entre el centeno"
J. D. Salinger



4.3.07

No me hacen falta gafas para ver todo muy bien



Madrúgame y vísteme con una canción de caramelo.

Déjame cortarte y que mi boca se llene de ganas.

Mírame y convierte tus sonrisas en nuestra distancia.



1.3.07

El encanto de Holden Caulfield...

Un día soñé contigo y me levanté con ganas de comer fresas... Por la noche comí un pastel que tenía media pero no tuve suficiente así que cuando me acosté, por fin, comencé tu libro...

Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada. Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane. Además, no crean que voy a contarles mi autobiografía con pelos y señales. Sólo voy a hablarles de una cosa de locos que me pasó durante las Navidades pasadas, antes de que me quedara tan débil que tuvieran que mandarme aquí a reponerme un poco. A D. B. tampoco le he contado más, y eso que es mi hermano. Vive en Hollywood. Como no está muy lejos de este antro, suele venir a verme casi todos los fines de semana. Él será quien me lleve a casa cuando salga de aquí, quizá el mes próximo. Acaba de comprarse un “Jaguar”, uno de esos cacharros ingleses que se ponen en las doscientas millas por hora como si nada. Cerca de cuatro mil dólares le ha costado. Ahora está forrado el tío. Antes no. Cuando vivía en casa era sólo un escritor corriente y normal. Por si no saben quién es, les diré que ha escrito El pececillo secreto, que es un libro de cuentos fenomenal. El mejor de todos es el que se llama igual que el libro. Trata de un niño que tiene un pez y no se lo deja ver a nadie porque se lo ha comprado con su dinero. Es una historia estupenda. Ahora D. B. está en Hollywood prostituyéndose. Si hay algo que odio en el mundo es el cine. Ni me lo nombren.


"El guardián entre el centeno"
J. D. Salinger